El Gobierno de España tomó la decisión en marzo de llevar a cabo una batería de medidas de carácter horizontal y transversal para salvaguardar el tejido productivo que aportan las PYMES al Producto Interior Bruto y al mercado laboral. Mientras tanto, otros países de nuestro entorno comunitario eligieron las ayudas directas a fondo perdido como tipología de medidas con el mismo fin. La diferencia de la elección de uno u otro modelo es simple: el déficit. España arrancó este 2020 con un déficit brutal en sus cuentas, lo que provocó que el modelo alemán no se implantara en España. Medidas que solo pueden ser cubiertas con fondos europeos tienen como condición que no se consideren ayudas directas. El ejemplo más reciente lo tenemos con la última batería de ayudas al Sector Turístico, ausente de ayudas directas. Para lograr éstas, hay que esperar a que algunas Comunidades Autónomas y Entidades Locales que dispongan de superávit lo dediquen a la salvaguarda de las PYMES. Por ello, nuestras asociaciones provinciales y regionales han de hacer labor intensa de lobby para lograr lo que el Gobierno de España no fue capaz, porque empezó el año con la caja quebrada