La Organización Internacional de Transporte por Carretera (IRU) y la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA), en representación de los sectores del transporte por carretera y de componentes y sistemas de automoción, han solicitado por carta al Parlamento Europeo su apoyo para preservar las opciones tecnológicas esenciales en el marco de la nueva propuesta de estándares de CO2.
Plantean que el rendimiento del futuro sector del transporte por carretera de la Unión Europea dependerá en gran medida de las opciones tecnológicas permitidas por el reglamento sobre normas de CO2, así como de las condiciones propicias necesarias para descarbonizar con éxito el sector. Defienden que un enfoque tecnológico abierto, que permita la coexistencia de varios sistemas de propulsión de vehículos, es fundamental para el funcionamiento eficiente del mercado único, incluidas las respuestas de emergencia a todo tipo de crisis.
La carta propone 5 consejos clave para los estándares de regulación de CO2, para asegurar la diversidad tecnológica y garantizar una descarbonización eficiente del sector del transporte de mercancías.
Recomendaciones
La primera recomendación pasa por dejar espacio adecuado para combustibles neutros en carbono en los vehículos pesados (HDV) como solución a largo plazo para el transporte por carretera sostenible junto con la electrificación y el hidrógeno.
Asimismo, piden implementar condiciones propicias esenciales para alcanzar los ambiciosos objetivos de CO2 y garantizar una evaluación oportuna de la eficacia de la legislación, así como eximir de los objetivos a los vehículos de alta cilindrada. Igualmente, demandan incluir nuevos grupos de vehículos en los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para vehículos pesados y, por último, aconsejan apoyar el transporte regional de pasajeros, reorganizando los objetivos de autobuses y autocares.
En la carta, CLEPA e IRU también plantean que, para que el sector de la movilidad y la logística de la UE funcione bien y sea estable, la Unión Europea debería permitir a las empresas de transporte decidir qué tecnología es la más adecuada para los distintos tipos de operaciones en su objetivo común de lograr el objetivo la neutralidad de carbono.